Los bienes comunes en el Segundo Encuentro de la Red de Educadores

El sábado pasado tuve la oportunidad de participar en el Segundo Encuentro de la Red de Educadores de Puerto Rico. Una vez la Red de Educadores de Puerto Rico coordinada por la Profesora Jeanette Delgado se lució grandemente al ofrecerle a los participantes una actividad de gran calidad y altura. Los asistentes tuvieron la oportunidad en la mañana de explorar varias herramientas de  la web 2.0 y practicar lo aprendido pues se les brindo acceso a computadoras. Los laboratorios de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla  ofrecieron el ambiente perfecto para trabajar en Internet. Las personas a cargo del evento en la UPRAG (agradezco a Beatriz Arroyo por su dedicación y compromiso con el evento) se esmeraron por hacernos sentir como en nuestra casa y lo lograron.

En la tarde me  dieron la gran sorpresa de dedicarme el evento. Agradezco profundamente la dedicatoria y me complace saber que nuestro trabajo es de ayuda para otras personas interesadas en el mundo de las tecnologías de aprendizaje.

Antonio Delgado de Edumorfosis hizo una reseña magistral del evento y exhorto a los que no estuvieron a beneficiarse de la misma. Finalmente les comparto un texto que resume algunas de las ideas que presenté en el panel sobre “Mitos y realidades del “open source”.

El principio fundamental de la nueva cultura de aprendizaje que se presenta como una alternativa a la cultura tradicional gira en torno al valor de compartir nuestras ideas y conocimiento con el mundo de forma abierta y transparente. Mientras que la cultura de aprendizaje del siglo pasado es una basada en sistemas cerrados y en proteger nuestros contenidos para que el menor número de personas pueda beneficiarse de los mismos, la nueva cultura de aprendizaje promueve el compartir lo que sabemos con los otros de la manera más libre y abierta posible. La transformación pedagógica que necesitamos podrá ser realidad en la medida en que nos movemos del paradigma de “eso es mío y de nadie más” al paradigma descrito por Machado en un discurso pronunciado en Valencia en la sesión de clausura del Congreso Internacional de Escritores: “Para nosotros, la cultura no proviene de energía que se degrada al propagarse, ni es caudal que se aminore al repartirse; su defensa, obra será de actividad generosa que lleva implícitas las dos más hondas paradojas de la ética: sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da.”(Machado, 1937)

Cuando compartimos recursos comprendemos el llamado poder de la inteligencia colectiva que se basa en el postulado de que “juntos sabemos más”. Al presente la mayor parte de los currículos de enseñanza refuerzan el aprendizaje individual y ofrecen muy pocas oportunidades para la colaboración. Se basan en utilizar exámenes y calificaciones como una forma de motivación externa, olvidando que se ha encontrado que ese tipo de motivación destruye el aprendizaje significativo. (Pink, 2009)

En este ensayo discutiremos las maneras en que se está expresando esta nueva cultura de aprendizaje basada en la filosofía de los bienes comunes o el procomún. (Benkler,2007; Hess & Ostrom, 2006) La descripción que ofrece el El Media Lab Prado sobre el procomún nos ayuda a entender el valor de este concepto:

Procomún busca expresar mediante un término nuevo una idea muy antigua: que algunos bienes pertenecen a todos y que en conjunto forman una comunidad de recursos que debe ser activamente protegida y gestionada. Está constituido por las cosas que heredamos o creamos conjuntamente y que esperamos legar a las generaciones futuras. Pertenecen al Procomún los recursos naturales como el aire, el agua, los océanos, la vida salvaje y los desiertos, y también Internet, el espacio radioeléctrico, los números o los medicamentos. También incluye abundantes creaciones sociales: bibliotecas, parques, espacios públicos, además de la investigación científica, las obras de creación y el conocimiento público que hemos acumulado durante siglos.

El problema que nos atañe es que frecuentemente lo que debería pertenecer al procomún es tratado como propiedad privada y personal, limitando el acceso que puedan tener las personas a ese bien. Tomemos como ejemplo el conocimiento que se genera en las universidades públicas. En las mismas se llevan a cabo investigaciones y se publican artículos de gran valor a los que el pueblo no tiene acceso debido a que los mismos se encuentran en revistas cerradas. Es absurdo que con el dinero del pueblo se lleven a cabo investigaciones que se publiquen después en revistas a las que hay que pagar para tener acceso. Los únicos que se benefician de este esquema son las corporaciones encargadas de publicar las revistas. Más aún, este sistema cerrado de publicaciones científicas atenta contra el desarrollo de la ciencia e impide que los países con pocos recursos puedan desarrollar investigaciones innovadoras ya que no tienen acceso a las investigaciones más recientes.

Por otra parte si publicamos para llegar al mayor número de personas, no hace sentido publicar en fuentes a las que muy pocas personas tienen acceso. La carrera de cualquier científico se beneficia al dar a conocer su trabajo de la manera más amplia posible.

Es esencial movernos de la cultura de la ciencia protegida por patentes y derechos de autor a la cultura de la ciencia abierta. Recientemente compañías que publican las principales revistas científicas han comenzado a flexibilizar sus políticas en torno a los derechos de autor y a favorecer el acceso abierto. Por ejemplo, Elsevier permite que los autores que publiquen artículos en sus revistas puedan tener la versión final en archivos electrónicos abiertos. Por otra parte, Springer le da la opción a sus autores de que sus artículos puedan estar disponibles libremente en su portal si pagan la suma de $3,000. Esta cantidad puede ser costeada por la institución en la cual trabaja el autor. Hay países como Brazil que han adoptado una política oficial de acceso abierto para sus revistas científicas.

Algunas universidades han comenzado a aprobar políticas de acceso abierto a las publicaciones de sus profesores. En Harvard las escuelas de Artes y Ciencias, Educación, Divinidad, Derecho y de Gobierno han aprobado políticas de acceso abierto a las publicaciones de su facultad. MIT, la escuela de Educación de Stanford y Yale han hecho lo propio. El año pasado la Escuela de Derecho de la UPR adoptó una política de acceso abierto en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Mediante esta acción la Faculta de Derecho se convierte en la primera Facultad de una Universidad de nuestra Isla que adopta este tipo de política. Esperamos que otras Facultades de la UPR sigan el ejemplo de la Escuela de Derecho.

Los investigadores tenemos una gran responsabilidad de compartir nuestro trabajo con el mayor número de personas. Las revistas de acceso abierto proveen el mecanismo para lograr esta importante meta ya que tienen una serie de ventajas:

  1. No tienen ningún costo para los lectores
  2. Ofrecen una diseminación amplia y más rápida
  3. Intercambio abierto de las ideas beneficia a la sociedad
  4. Retan el modelo de publicación impresa que cada día tiene precios más altos
  5. Facilitan el desarrollo de nuevo conocimiento
  6. Se diseminan los resultados de investigaciones apoyadas por el gobierno
  7. Aumentan la facilidad con que los periodistas y los blogueros pueden enlazar los artículos.
  8. Diseminan la investigación en naciones en desarrollo

Para explorar los cientos de revistas de acceso abierto puedes utilizar este directorio. En el mismo se identifican unas 500 revistas de acceso abierto en español.

Es necesario empezar a derribar obstáculos y a desarrollar una ética y una práctica que propenda a la transparencia y a la posibilidad de un sistema abierto por completo al conocimiento para todos los miembros de la sociedad. Como nos dice Willinsky (2005):

A commitment to the value and quality of research carries with it a responsibility to extend the circulation of such work as far as possible and ideally to all who are interested in it and all who might profit by it.

Es esencial desarrollar una ciencia abierta como modelo para estimular la innovación y la producción del conocimiento dentro de la universidad. Es importante producir investigación, pero más importante es lograr el acceso abierto a la misma. El acceso abierto a la investigación psicológica que se produce en Puerto Rico es esencial para adelantar el desarrollo de la ciencia en la isla. Para ello es necesario:

  1. Promover que las tesinas, tesis y disertaciones se publiquen en repositorios abiertos.
  2. Trabajar para la creación de revistas abiertas en la isla. Utilizando el software que se conoce como Open Journal System podemos correr todas las tareas relacionados con la edición de una revista de manera electrónica.
  3. Estimular a nuestros investigadores a publicar en revistas abiertas o llegar acuerdos con las casas publicadoras para que los autores puedan retener los derechos de autor de sus artículos y publicarlos en repositorios libres
  4. Desarrollar un repositorio abierto de artículos e investigaciones: artículos de revistas, actas de congresos, comunicaciones de conferencias, tesis doctorales, maestría, informes de investigación, capítulos de libros y presentaciones
  5. Publicar nuestras presentaciones y trabajos bajo licencias Creative Commons de Puerto Rico.
  6. Estimular que en nuestros centros de educación superior se aprueben mandatos para estimular la publicación en revistas abiertas. Mandatos similares se han aprobado en un buen número de universidades alrededor del mundo como Harvard, Princeton y Yale.

Ese modelo abierto para la investigación científica debe ser aplicado a los cursos que se ofrecen en las escuelas y la Universidades públicas del país. Un buen ejemplo de este movimiento es el Open CourseWare de MIT que ha logrado que se publiquen los contenidos de todos los cursos de esta institución.Sobre este punto ya la UPR dio un paso importante con su proyecto de Open CourseWare, pero es necesario fortalecerlo y darle seguimiento para aumentar el número de cursos. Es importante hacer consciente a nuestros profesores del valor de compartir los contenidos de los cursos para el beneficio de la comunidad. Sin embargo, para tener recursos educativos que compartir es necesario que nuestra facultad invierta tiempo en crear esos recursos. Lo que percibo en términos generales es que no se producen contenidos originales para nuestros cursos (y si se producen no se comparten libremente) y gran parte del profesorado depende de los libros de texto y de los contenidos ofrecidos por las casas editoriales. Es esencial estimular a nuestra facultad a crear contenidos como lecciones, manuales, libros de texto, entre otros.

Un desarrollo interesante dentro del movimiento de la cultura de acceso abierto son los llamados Massive Open Online Courses (MOOC). Estos cursos se caracterizan por ser abiertos (cualquier persona puede tomarlos), participativos (se fomenta un modelo centrado en los estudiantes y en el cual el profesor es un facilitador) y se enfocan en el aprendizaje en red continuo. El trabajo generado en el curso es compartido entre todos los participantes. Los estudiantes pueden tomar el curso sin tener que pagar matrícula, aunque en ocasiones se provee una alternativa de pago para aquellos que quieran obtener créditos por el mismo. Algunos ejemplos de cursos abiertos que se han ofrecido son Learning and Knowledge Analytics , Personal Learning Environments Networks and Knowledge , Digital Storytelling y Connnectivism and Connective Knowledge.

El semestre pasado ofrecí la Psicología Analítica de Carl Jung como curso abierto. Alrededor de 50 estudiantes se matricularon para tomar el mismo. En el grupo se encontraban estudiantes de México, Argentina, Perú y España. Además, estudiantes de otras universidades en la isla se matricularon en el mismo. Fue realmente una gran satisfacción observar la sinergia que se dio en el curso al tener colaborando estudiantes de diferentes países, edades y grados académicos.

Otra área que está siendo impactada por el principio de acceso abierto es el mercado de los libros de texto. El alto costo de los libros de texto es un asunto sobre el cual la universidad tiene que reflexionar y proponer alternativas ya que está afectando negativamente a nuestros estudiantes. Una alternativa que está cobrando fuerzas son los libros de texto abiertos. El libro de texto abierto es uno recurso en formato electrónico que puede descargarse de forma gratuita. En ocasiones también se ofrece la alternativa de comprar una copia impresa, pero a un precio más bajo.

En mis cursos tengo como principio utilizar libros de texto abiertos o lecturas que están disponibles en línea. Por ejemplo, para la clase de Sistema Folclóricos de Ayuda utilizo un libro que escribí para el curso y que está disponible de forma gratuita en línea. Para el curso de Teorías de Personalidad utilizo un texto abierto que se encuentra en línea.

Se han desarrollado varias iniciativas para apoyar el desarrollo de libros de texto abierto. Algunas de las más notables son:

1. College Open Textbooks: Un directorio de libros de texto abiertos en varias disciplinas

2. Connexions: Uno de los repositorios más grandes de libros de texto abierto

3. Catálogo de libros abiertos

Proyectos modelos

Varios proyectos desarrollados en tiempo recientes validan el poder del procomún y sus implicaciones para la producción del conocimiento. Uno de los ejemplos más contundentes es la creación de la enciclopedia en línea conocida como la Wikipedia. La misma es el producto del trabajo voluntario de cientos de personas que mantienen un recurso que ha sido comparado de forma muy favorable con la Enciclopedia Británica. En sus inicios muy pocos pensaron que un proyecto basado en grupos de voluntarios pudiera tener éxito alguno.

Otro ejemplo de la grandeza de los bienes comunes la tenemos en el desarrollo de los programas de software abierto. Similar a la Wikipedia, tenemos personas ofreciendo su tiempo y peritaje para producir software que comparte de forma libre y abierta. Es impresionante el altruismo que manifiestan estos desarrolladores ya que muchas veces lo que los mueve es el deseo de compartir lo que saben con los demás.

Una tercera iniciativa que refleja el poder de la inteligencia colectiva es El Proyecto Guternberg en donde cientos de voluntarios escanean libros para que puedan ser accedidos por otros en formato digital. La mayor parte de los recursos son de dominio público. Similarmente, el Proyecto de Directorio Abierto, con 60,000 voluntarios, es un directorio revisado por personas que se ofrece de forma gratuita a la comunidad.

Todo educador es responsable de aportar al procomún

Soy profesor, educador, soy maestro. Tengo un  trabajo en el cual soy remunerado por crear, colaborar, compartir y comunicar. Y  entiendo que como educador esas actividades no deben limitarse a las cuatro paredes del salón de clases. Por tal razón  mi blog y los proyectos en línea que mantengo son espacios para continuar creando, colaborando, compartiendo y comunicando. Estas actividades no son “tareas adicionales” que completan  mi labor en la Universidad (como podría pensar muchos). Creo, comparto, colaboro y me comunico en línea porque considero que es mi responsabilidad y deber como educador. Pero más importante aún es una necesidad de la psique  tan intensa como la de satisfacer el hambre y la sed.

Todo profesor debe tener la responsabilidad de desarrollar sus materiales para los cursos que enseña y más aún, esos materiales deberían ser publicados bajo licencia que permita que otros puedan beneficiarse de los mismos. Como resultado de este modelo, aumentaría de forma significativa la cantidad de recursos educativos abiertos. Si continuamos creando materiales y compartiéndolos en los blogs, en los wikis, en YouTube y en otros medios tendremos los recursos necesarios para enseñar cursos de calidad entre todos y para todos.

Reflexión final

Recuerdo que hace diez años las principales preocupaciones de los profesores que asistían a los talleres que ofrecía sobre tecnología era como podían lograr que sus documentos no fueran descargados o editados por otros. La actitud la podemos describir con mensaje que recientemente se publicó en Twitter y lo que he llamado el paradigma del “mío-propio”: “me niego a que cuelguen mi actividad en internet y otra gente se aproveche de mi trabajo. Es solo mío y para mí”.

La nueva cultura de aprendizaje basada en el procomún cuestiona la ética del paradigma del “mío-propio” y presenta el compartir como un imperativo ético como bien lo expone Dean Shareski en una charla. En mi caso confieso que hace años me molestaba el hecho de que se copiaran contenidos de mi blog sin reconocer su autor original. Hoy entiendo que para mí lo importante es que el contenido de lo que escribo en mi blog sea de beneficio para otros y llegue al mayor número de personas. Y es por eso que al presente prefiero las licencias “creative commons” y el “copyleft” para compartir mis trabajos. Es un honor que me copien, significa que mi trabajo es relevante y significativo para otros.

Las ideas, la ciencia y el conocimiento generado por la humanidad son bienes comunes. Nadie debe ser capaz de apropiarse de ese legado. Las instituciones educativas en vez de dirigir sus esfuerzos en proteger derechos de autor y desarrollar patentes, debería luchar por asegurarse de que todas las personas puedan acceder sus cursos y sus investigaciones. Las instituciones educativas deben tener como estudiantes al mundo, no solo a aquellos que están oficialmente matriculados en sus clases. Tienen que entender que en esta nueva cultura, el aprendizaje es conceptualizado como abierto, interactivo, en red, horizontal y no limitado al salón de clases. Deben explorar las formas en que el aprendizaje está ocurriendo globalmente, colaborativamente y virtualmente mediante la Internet para integrar en su currículo esta nueva cultura: una cultura de aprendizaje mediada por la llamada web 2.0 (wikis, blogs, twitter, facebook, youtube, entre otros) y basada en el aprendizaje participativo, es decir en la posibilidad de aprender los unos de los otros. En otras palabras, las instituciones educativas tienen que abrazar la Internet como uno de los mayores bienes comunes.

En el Segundo Encuentro de la Red de Educadores de Puerto Rico uno de los participantes compartió su preocupación de que podía ser percibido como subversivo al adoptar esta nueva cultura de aprendizaje. Recordé las ideas de Neil Postman en su libro “Teaching as a subversive act”. Le respondí que los buenos maestros tienen que ser agentes subversivos. Es de la única manera que podemos transformar el sistema.

Einstein decía que los problemas más importantes no pueden resolverse en el mismo nivel de pensamiento en que fueron creados. Es por eso que hoy más que nunca necesitamos un nuevo paradigma que nos permita resolver nuestros problemas desde otro nivel de pensamiento. Yo apuesto al procomún y al compartir como imperativo ético.

Referencias:

Benkler, Y. (2007). The Wealth of Networks: How Social Production Transforms Markets and Freedom. Yale University Press.

Hess, C., & Ostrom, E. (2006). Understanding Knowledge as a Commons: From Theory to Practice (1st ed.). The MIT Press.

Pink, D. H. (2009). Drive: The Surprising Truth About What Motivates Us (1st ed.). Riverhead Hardcover.

Willinsky, J. (2006). The access principle : the case for open access to research and scholarship. Cambridge Mass. MIT Press.