La desgracia se convirtió en felicidad

Un muchacho tenía un hermoso caballo del que se sentía orgulloso. Un día, el caballo se escapó y por más que lo buscó, no pudo encontrarlo. La familia estaba desolada. A los pocos días el caballo apareció acompañado por una preciosa yegua. La desgracia se convirtió en felicidad y el muchacho estaba loco de alegría, pero el padre le advirtió: «No seas idiota y no te alegres tanto». Al día siguiente, al montar el caballo, el hijo cayó de él y se rompió una pierna. La felicidad se volvió desgracia. Al poco tiempo estalló la guerra y todos los muchachos del pueblo fueron movilizados; todos menos el muchacho cojo que fue declarado inútil. La desgracia se volvió felicidad. (Taisen Deshimaru)

1 comentario

    • mucha el miércoles 20 de septiembre de 2006 a las 5:08 pm

    Muy interesante. Voveré por más.

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