Pessoa y Jung

Una lectura de la poesía de Fernando Pessoa nos lleva rápidamente a establecer unos paralelos con su obra y la psicología de Carl Jung. Este poema de Fernando Pessoa  me lleva a pensar en el concepto jungiano de la pluralidad de la psique.

image Fernando PessoaNão sei quantas almas tenho.

No sé cuántas almas tengo.
A cada instante cambié.
Continuamente me extraño.
Nunca me vi ni me encontré.
De tanto ser, sólo tengo alma.
Quien tiene alma, no tiene calma.
Quien ve es sólo lo que ve,
quien siente no es quien es.

Atento a lo que soy y veo,
Me convierto en ello y no en mí.
Cada sueño mío o deseo
es de lo que nace y no mío.
Soy mi propio paisaje,
asisto a mi pasaje,
diverso, voluble y solo,
no sé sentirme donde estoy.

Por eso, ajeno, voy leyendo
como páginas, mi ser
que sigue sin prever,
lo que pasó a ser olvido.
Anoto al margen de lo que leí
lo que juzgué haber sentido.
Lo releo y digo: «¿Fui yo?»
Sabrá Dios, porque lo escribió.

Y esta poesía de Pessoa  puede muy bien ser utilizado para hablar del concepto de individuación en la psicología de Jung en donde ser perfecto no es la meta sino ser una personal completa:

Para ser grande, sé entero.
Para ser grande, sé entero. Nada tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en dada cosa. Pon cuanto eres
en lo mínimo que hagas,
Así en cada lago la luna entera
brilla, porque alta vive.

Y en “Eros y Psique” de Pessoa tenemos una historia en donde un hombre descubre que ha estado proyectando su ánima (arquetipo de lo femenino) y se da cuenta que la búsqueda debe darse en su interior:

Cuenta la leyenda que dormía

Una Princesa encantada

A quien sólo despertaría

Un Infante que vendría

De más allá del muro del camino

Él tenía que tentado

Vencer el mal y el bien

Antes que, ya liberado

Dejase el camino errado

Por el que a la Princesa viene

La Princesa Adormecida

Se espera, durmiendo espera

Sueña en muerte su vida

Y le orna la frente olvidada

Verde, una guirnalda de hiedra

Lejos el Infante, esforzado

Sin saber que lo tiene intuido

Rompe el camino predestinado

El por ella es ignorado

Nadie es ella para él.

Mas, cada uno cumple el Destino

Ella durmiendo encantada

El buscando sin tino

Por el proceso divino

Que hace existir el camino

Y si bien que sea oscuro

Todo por el camino afuera

Y falso, él viene seguro;

Venciendo camino y muro

Llega donde en sueño ella mora

Y todavía atónito de lo que hubiera

A la cabeza, en marejada

Yergue la mano, y encuentra hiedra

Y ve que el mismo era

La Princesa que dormía.

Y si necesitamos explicar el concepto de enantiodromia (la necesidad de los opuestos para que nuestra psique pueda transformarse), podemos examinar  “Si yo pudiera”de Pessoa:

Si yo pudiera

Si yo pudiera morder la tierra toda

y sentirle el sabor

sería más feliz por un momento…

Pero no siempre quiero ser feliz

es necesario ser de vez en cuando infeliz

para poder ser natural…

No todo es días de sol y la lluvia

cuando falta mucho, se pide.

Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.

Naturalmente, como quien no se extraña

con que existan montañas y planicies

y que haya rocas y hierbas…

Lo que es necesario es ser natural y calmado

en la felicidad o en la infelicidad.

Sentir como quien mira

pensar como quien anda,

y, cuando se ha de morir,

recordar que el día muere

y que el poniente es bello

y es bella la noche que queda.

En fin, nada mejor que la buena poesía para aprender psicología profunda. Con eso basta y sobra.