El milagro más grande del mundo

Un hallazgo muy importante que ha sido validado en varios estudios es cómo los refuerzos externos terminan reduciendo el interés y la motivación que puedan traer nuestros estudiantes por aprender. Estas investigaciones revelan que si una persona está motivada naturalmente a llevar a cabo cierta conducta sin ningún tipo de refuerzo externo y después esa conducta se parea a un refuerzo externo, el resultado es que se termina perdiendo el interés y la motivación por esa conducta. Más aún, cuando el refuerzo externa deja de ofrecerse la conducta también desaparece.

Si nuestros estudiantes leen y estudian con el objetivo de obtener buenas notas podemos esperar que cuando ya esa conducta no sea reforzada, terminarán dejando de leer y estudiar. Y me parece que eso es lo que está ocurriendo de manera sistemática: después que ya no se tiene que estudiar para obtener buenas notas y el diploma, la conducta se reduce o desaparece totalmente. En otras palabras un sistema educativo basado en notas y en el refuerzo externo no puede ser exitoso. El sistema está matando el amor por el aprendizaje mediante los refuerzos externos.

Pero ¿qué podemos hacer para tratar de reducir lo que podemos llamar el efecto pernicioso del refuerzo externo? Es esencial darle a entender al estudiante que su meta principal no debe ser obtener buena nota en la clase; lo esencial es comprender de manera profunda los conceptos del curso y poder aplicarlos a su vida. Esto implica también dejar de dar calificaciones basado en el sistema de curva. El mismo fomenta la competencia entre los estudiantes y este es otro refuerzo externo que termina matando el amor por aprender. En vez de comparar a los estudiantes con otros, podríamos evaluarlo tomando en consideración el progreso que ha logrado en el curso. Eso sería lo más justo y lo que llevaría a una verdadera transformación del proceso de aprendizaje.

Cuando logramos que el estudiante aprenda y lea porque eso lo hace feliz, estamos logrando el milagro más grande del mundo. A eso es lo que aspiro como maestro y como nos dice Silvio Rodríguez, me va la vida en ello.

3 comentarios

    • Evelyn el jueves 30 de marzo de 2006 a las 2:06 am

    Excelente!!!

    • geovanny el lunes 3 de abril de 2006 a las 8:35 pm

    exelente

  1. Ojalá se hagan realidad muchos de los milagros que esperamos, aunque me temo que hemos dejado de creer en ellos.

    Leo en un cartel luminoso en una autovía de España (donde, recientemente se ha implantado el permiso de conducir por puntos):

    No pierdas tus puntos, por favor

    Y esos puntos «vitales» se pueden recuperar y hasta comprar, pero las vidas que se pierden ni se recuperan ni se compran.

    Esperemos el milagro que nos devuelva la confianza en ellos.

    Saludos José Fernando.

Los comentarios han sido desactivados.